-Nosotros podemos satisfacer tu anhelo, compañera.
-¿De veras?-preguntó la tortuga.
-Si estás dispuesta-dijo uno de los patos-, nosotros te llevaremos por los aires hasta América.
Aceptó la tortuga la propuesta y cerróse el trato. Los patos imaginaron un artificio para llevar a la viajera. Le pasaron un palo a través de la boca y le dijeron:
-Aprieta bien; guárdate de abrir la boca.
Luego, sujetando cada pato un extremo del palo, alzaron el vuelo. Viendo a la tortuga por los aires, se extraño todo el mundo de ver volar al lento animal.
-¡increíble!-dijo una niña-. ¡Ved por las nubes a la reina de las tortugas!
-La reina soy, en efecto, y hacéis mal en burlaros -replicó la tortuga.
Pero más le hubiera valido seguir en silencio su camino, porque, soltando el palo al abrir la boca, cayó por tierra y se estrelló a los pies de los mirones.
La imprudencia, la curiosidad, la necia vanidad y la charlatanería tienen estrecho parentesco, siendo, como son, descendencia de una misma raza.
SOFÍA FERNÁNDEZ POLO